Karlos Andrés

El Latido Que Lleva Tu Nombre

Te amo, mi vida, con un fuego que no cesa,
como un cielo enamorado que a la luna le confiesa.
Eres brisa que acaricia, melodía que me llena,
la razón por la que el alma se me enciende y se serena.

 

Desde que llegaste, todo en mi tiene sentido,
como si el tiempo mismo me acercara a tu destino.
Y cuando estoy contigo, amor, hasta el dolor se olvida,
porque en tus ojos nace la ternura más divina.

 

Cuando me abrazas, el mundo entero se detiene,
la tormenta se rinde y la calma me sostiene.
En tu pecho encuentro paz, refugio y poesía,
un rincón donde descansa lo que fui y lo que sería.

 

Tu risa es un milagro que despierta mis mañanas,
tu voz, la melodía que mi corazón reclama.
Eres luz entre mis sombras, mi refugio, mi fortuna,
mi cariño más sincero, mi constelación, mi luna.

 

Te amo en cada gesto, en cada abrazo que me envuelve,
en cada sueño que nace y en cada miedo que se duerme.


Porque contigo, amor, mi alma aprende a volar,
y el mundo, cuando te tengo, deja por fin de girar.

 

Si supieras lo que siento cuando dices que me amas,
entenderías que en tus manos mi corazón descansa.


Eres mi siempre, mi ahora, mi deseo más profundo,
la historia que quiero escribir en cada instante de este mundo.

 

Por eso aquí te digo, con cada verso que te nombro,
que mi vida es más vida desde que en tus brazos me escondo.


Te amo, mi amor, y en cada latido sincero,
te llevo, te sueño, te cuido… y por siempre te quiero.