Banquete
El dulce sabor de la sangre,
La cálida sensación del corazón en tu mano,
Todo un festín a tu alcance,
Un banquete muy humano.
A ratos lo disfrutas,
A ratos lo cuestionas,
Buscas el delicioso sabor,
Pero lamentas el dolor.
Un dualismo constante,
Que de a poco llega a su fin,
Ya sea por abandono del arte,
O el consumo en frenesí.
Dejas de comer,
Ya no lo puedes hacer,
El cuerpo ya te acabaste,
Sólo queda la cabeza.
Lo que no comiste,
Lo que tú boca no alcanza,
Tu cabeza.
Pero en realidad tú nuca comiste,
Sólo te entregaste al hambre,
Un hambre que nuca fue tuya,
El hambre a tu alrededor.
Creíste que podrías darle la vuelta,
Que podrías tú alimentarte de ella,
Pero la realidad te cortó en trozos,
Te abrió en la mesa y sazonó,
Y finalmente, la sociedad de comió.
D. Soní R.