Se pasea por Francia y por Europa,
desprovisto de ropa, mas divino,
el marqués libertino, el bravo Sade
que toda ley evade con su pluma.
Su escritura consuma mil pecados
en papeles llevados a lo impreso,
y en violento embeleso se imagina
historias de Justina o de Julieta.
Igualmente poeta de lo cierto,
tuvo por bravo acierto sus pasiones:
requieren las prisiones de su Francia
sin pudor su elegancia educativa.
Su pluma siga viva entre nosotros,
marqués de unos y otros escritores.
Tengamos por colores sus novelas,
transgresores de ardientes, bravas suelas.