Ser vulnerable contigo es un refugio, no es un temor; es dejar que las dudas descansen en tu calor. Es entregarte mis sueños sin tener que fingir, sabiendo que tus manos no se van a destruir.
Es un arte sencillo, pero lleno de valor: mirarte con mis miedos y aun así darte mi amor.
Porque en cada caricia que apenas se atreve a nacer, entendí que lo delicado también puede florecer.