Nelly Cevallos - Liora

CARACOLAS BLANCAS

 

 

CARACOLAS BLANCAS

 

La dulce topografía de tu carne es un silencio.

Dos pálidas caracolas, huérfanas de sal,

donde el ámbar de la luz se hace líquido,

cristal y espuma en un naufragio lento.

 

 

Tu pezón es un eco, de sabor caliente, lento y puntual.

Desciende un frío púrpura de la clavícula turbia,

hasta el mármol que tiembla, curva de la sed.

 

 

Ahí, el mar no es rugido; es un silbido tenue que flota,

un sabor a luna en la punta de mi red.

 

 

Son tesoros que no respiran, anclados al vaivén.

Y esta belleza oval, ya despojada de su prisa,

se me ofrece como un sueño que naufraga sin saber.

Un caparazón de nieve que la vida me autoriza.

 

 

Y en esa piel de luto por el sol, tan blanca y sin final,

escucho un ritmo verde que no cesa de latir,

mientras tu aliento, tibio veneno,

me condena a no volver, a quedarme y sucumbir.

 

 

Son dos lunas de nácar, gemelas en la sombra.

Una elegía suave a lo que pudo ser mar.

Y yo, un náufrago ciego que no busca la orilla,

solo esta decadencia brillante al palpitar.

 

 

© Nelly Cevallos — Liora