De la criba y el abono
¡Qué triste es ver a muchos que dejan lo que es bueno
por cosas que consumen y agotan la verdad!
¡Qué triste es ver que lejos se va tal cual un trueno
la vida con amores, unión y amistad!
Es triste y lamentable mirar como se ignoran
aquellos que en un día de gozo y plenitud,
juraron a los vientos que soplan y devoran
la alianza mano a mano, fragor de juventud.
Permítanme lectores, ante todo lo dicho
decir, que es infructuoso ceder espacio al vil;
porque, como si nada, se van con su capricho
después de aprovecharse cuan carro en su carril.
Por eso hay que centrarse, mirando cómo abona
el uno versus otro con alma y corazón.
Pues claro está que algunos no ven a la persona,
sino a cuyo recurso factible a su ocasión.
Samuel Dixon