Jacho

La nostalgia se hace voz.

Diciembre dobla la esquina

divisando el fin del año,

ya no le queda peldaño

para seguir su rutina.

 

El año pierde su peso

con ritmo lento al ocaso

se torna lerdo su paso,

intuye que, no hay regreso.

 

En época decembrina

la nostalgia se hace voz,

nos grita con altavoz,

que el año, se nos termina.

 

Las calles son ríos de luces,

con música y bambalinas,

adornos en cada esquina

que, la emoción nos produce.

  

Un coctel de sensaciones,

alegría, dolor, tristeza,

ellas bailan con certeza

de alterar las emociones.

 

Comienzo a morir por dentro,

cuando emergen los recuerdos,

los que mantengo escondidos

e incrustados muy adentro.

 

Mis sentimientos avanzan

intentando eludir la ausencia,

que me azota, sin clemencia

y los recuerdos me alcanzan.

 

Cuando el recuerdo me alcanza

se abraza con la nostalgia,

y actuando como la magia,

acaba con mi esperanza.

  

Esperanza que, está latente,

de volver a esos lugares,

rodeados de familiares

que, aún viven en mi mente.

 

Muchos de ellos han partido,

ya no están entre nosotros,

no pasarán al olvido

porque siempre están sus rostros.

  

“Es difícil aceptar, que los que se han ido no volverán”

  

Presiento morir por dentro,

cuando siento el gran vacío,

mis lagrimas bajan en rio,

ahogando mi sentimiento.

 

Cuando pienso en la partida,

 me aturde profundamente,

el vivir perpetuamente

con su adiós, sin despedida.

 

La promesa no se apaga,

de habitar en mi interior,

a pesar del gran dolor,

cada rostro se propaga.

 

Dormido cerca los siento,

despierto sueño con ellos,

me iluminan sus destellos

cada vez que escucho el viento.

 

El viento con su hidalguía,

me estimula a respirar

y sin dolor poder mirar,

el mañana cada día.

  

Al ver extinguirse el año,

mi deseo siempre es claro,

miro al cielo y lo declaro,

siempre es uno, cada año.

 

Mi deseo a compartir

es tener el gran poder,

de algún día detener,

el ver mi gente partir.

 

  JACHO Noviembre 2025