Cimiento de aparejos ancestrales
donde el linaje inicia sus albores,
eres del germen la morada santa,
cuna oscilante de temprano sueño.
Chocolate con sabor a estirpe,
colcha de retazos con hilos de madre,
urdimbre de abrazos que cobija casta;
sostén infalible de todo naufragio,
cuando todos callan la progenie habla.
Solaz del proscrito y del retenido
puntal enraizado de testa madura,
bastión de la historia sublime reclama;
la médula intacta de huesos que hablan.