Con mi espada-pluma venzo a las fieras de las letras;
las agarro del cuello, las arrastro y las llevo donde quiero.
A veces se tornan rabiosas, funestas, tercas,
pero mi hábil mente diestra
las atrapa con pluma certera.
No soy Dios de nueva era, pero sí ama y señora de mis letras. A veces me esquivan la mirada con metáforas finas,
mas hago que regresen la vista
hacia mis parafinas.
¡Vengan, fieras letras!
Salgan al ruedo, que con mi capa y banderilla
dominaré sus estocadas,
y terminarán en mis arenas
como mansas ovejas.
Estas fieras letras,
con mi mirada de girasol,
ahora están quietas, mansas,
y hasta me cantan versos
con su dulce bemol.
Y cuando duermen rendidas sobre el papel,
mi alma respira en sus huellas,
porque sé que he vencido
a su voz muda con la espada de poeta.
— Edith Elvira Colqui Rojas – Perú