Hoy escucho a la voz de mi conciencia
ahora descubro lo que quiere mi alma,
ahora entiendo lo que duele la tristeza
ahora comprendo como duele una palabra.
Desnudo estoy dentro de mi propio poema
sin saber por qué hoy no tengo nada,
reconociendo que tal vez estoy en problemas
como una luna perdida en la madrugada.
Mi sombra dibuja de mi cuerpo, una silueta
que corre de mí de una forma apresurada,
con mi nostalgia que en su ayer me envenena
y solo soy una vida de nuevo condenada.
Sin ilusiones sé que mi vida no se renueva
y al correr el tiempo, mi vida toda se acaba,
y cuando ya esté con mis huesos debajo de la tierra
quedará solo mi poema y mi alma para siempre liberada...