Tus versos llenan mi alma de ti…
No quiero despertar de este sueño hermoso y glorioso encuentro
De tus versos que me han llenado el alma de fe y de esperanza de algo
Que sentía roto, triste y desconsolado mi pobre corazón por años vació
De ti. llegas me embeleses de tus palabras con un dulce sabor a vida y
Resurrección de un alma que iba muriendo lento sin ti, no había vida
Dentro de mí, rumeaba un paso donde me veía en tus ojos como en un
Espejo y de pronto te vas y ese abandono me dejo desahuciada de la vida
Escribía versos sueltos, irónicos y vacíos, llenos de gracia por la mano de
Dios, de verme llorar tu ausencia me daba tu presencia en sueños y en
Llantos forma tu imagen que veneraba para no morir sin ti.
Hubo inviernos que mi piel se refugiaba en tu recuerdo para sobrevivir
Otoños donde mi vida como una hoja seca movida por el viento se iba
Acercando a tu pasado y se sentía un desierto y clamaba a Dios por ti.
Tráelo a mi vida porque él como yo padecemos esta soledad y fue así como
Volviste a mí por mis ruegos, mis oraciones para volver a estar juntos,
Y tus palabras han venido a sanar y he vuelto a nacer en tus brazos quietos
Sosegados, pero ahora son mi hogar y ahora se que no es coincidencia tu
Eres tan humano que te sentiste denudo y venerable y tu poesía y tu silencio
Me atrapo en tu deseo y ahora estoy a la distancia de tu piel, y el vacío que
Había en ti y en mí y el fantasma de ti ha desaparecido y te siento vivo y en
Mi vida y eres la convicción de que Dios nos junto para vivir el destino que el
Ha marcado para nosotros si alguna vez te vas él te volverá a traer a mí
Como lo hizo esta vez, viviremos eternamente en el cielo falso que te ofrecí
Pero en la realidad tu calor ha descongelado mi corazón de ese invierno al
Que me habías condenado porque es de Dios que tú vivas porque yo vivo,
Que yo exista porque tú existes, es un juego de Dios para los dos.
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
Todos los derechos reservados©
A DISTANCIA DE TU PIEL.
Nada vuelve a ser lo mismo.
Ni la primera vez que te vi,
ni el último verso que escribí.
Entraste como una fiebre, como una idea fija;
creí que te irías, pero echaste raíces.
Ahora no hay dique ni muro que aguante,
porque al mirarte, mi defensa se disuelve.
Nada se compara a quererte en silencio.
Es estar ahí, presente pero invisible,
a distancia de tu piel.
Las pupilas son gravedad, y yo un planeta ciego
orbitando una luz que acabará por matarme.
Me convertí en arquitecto de mundos de humo,
un paraíso fantasma donde solo cabemos dos.
Me hiciste tocar un cielo falso,
sentirlo todo...
mientras tu corazón se vuelve invierno perpetuo.
Álvaro S.