Con noviembre en las postrimerías...
y en viernes por la tarde,
abatido como de costumbre,
recostado sobre el sillón donde sueño indulgencias,
tratando de avizorar algún evento fuera de lo cotidiano,
algo que me prenda…
y me despierte de este pesado letargo.
Me entrego a mi inconsciente,
y viajo a cualquier parte,
me impulsa el instinto…
que anda beligerante.
Me dejo arrastrar de la necesidad,
preciso un imprevisto urgente …
que me conforte...y no permita que me conforme.
Siento el vértigo de la impotencia…
intentando ser indolente.
Se aceleran las pulsaciones,
y se sulfura la impaciencia.
Me da vueltas todo,
no para el carrusel poblado de intrigas…
y la incertidumbre se ríe irónicamente…
contemplando mi desconcierto.
Veloz, pasan las ideas…
conspira el estrés justo ahora,
la rutina me quiere sumiso,
parece que no le interesa que subsista.
Llevo años en esto…
transitando el laberinto de las indecisiones,
sin hallar la llave que me libere,
sin encontrar la fórmula…
que abra el presidio de tu olvido.
En las postrimerías de este noviembre,
de este viernes por la tarde…acercándose al crepúsculo,
me encuentro con el mismo cansancio siempre,
siempre similar la pena…
el mismo desvelo,
con los fantasmas de tu abandono…
danzando como si estuviesen festejando tu ausencia.
Como todo se repite…
ya no dejo que me lastime,
me hago el desentendido…y sigo…
a ver si algo acontece…y me sorprende…
quizá el próximo diciembre.