Quiero bailar contigo, apretados, sin habla,
que tu perfume se funda en mi piel,
que el mundo, cansado, su ruido nos salga,
y el tiempo sucumba rendido ante él,
ese instante divino donde el alma se entabla
y todo el dolor se disuelve en tu miel.
Quiero sentirte tan cerca, tan mía,
que el roce nos vuelva un mismo temblor,
que el aire se inunde de melancolía
y el latido se rinda al calor del ardor,
porque en tu pecho la noche es poesía
y en tu cintura naufraga el amor.
Bailar contigo es morir sin derrota,
es callar la tristeza, vestir el azar,
que el silencio se enrede en tu nota remota
y el deseo se atreva a no descansar,
porque en tus brazos mi pena se inmola
y en tu aliento me vuelvo a crear.
Déjame quedarme en ese compás sombrío,
donde el alma se quiebra y renace a la par,
porque solo en tu abrazo el vacío es mío
y en tu cuerpo mi sombra aprende a soñar.