Ayer me alegraba por el finde largo, pero hoy me levanté temprano, sola,
y entendí que lo que me pesaba no era tristeza, ni cansancio, era esa nostalgia suave
de lo que todavía no pasó.
Pensaba en vos,
en lo lindo que sería un finde largo para los dos: sentarte en mi mesa,
comer un asado con mi familia,
reírnos, compartir esas cosas simples
que a mí tanto me gustan.
No es que no pueda estar sola,
es que hay cosas que, de a dos,
tienen otro brillo.
Quiero un finde largo con amor,
no una llamada suelta,
no esperar mensajes porque los tiempos no coinciden.
Quiero un finde largo cerquita,
real, nuestro.
Hoy entendí que no extraño algo perdido,
extraño algo que aún no sucedió,
pero que imagino despierta,
que sueño aunque no cierre los ojos.
Y ya no quiero soñarlo más.
Quiero apostar, quiero arriesgarme,
quiero que ese día llegue
y que no esté tan lejos.
Anoche te escuché,
y cómo me gusta escucharte, amor.
Que abras tu vida para mí,
que cuentes tus tiempos, tu rutina, tu cansancio.
A mí no sólo me quedan tus palabras,
me queda lo que sos cuando las decís.
Escuchar también es amar,
aunque no siempre escuchamos
lo que quisiéramos oír.
Pensé en tus tiempos y en los míos,
y elegí que el mío sea suave,
que se acomode al tuyo,
que te dé calma,
que te afloje los hombros,
que te deje respirar y encontrarte.
Ojalá podamos fusionarnos:
vos para mí, yo para vos.
Encontrarnos, consolarnos, alegrarnos,
y dejar que los sentimientos nos vivan,
en vez de separarnos.
Porque, amor mío, yo quiero todo.
Escucharte de cerca,
verte aunque sea en tu mínimo rato,
abrazarte, darte un beso chiquito,
calmarte sin agobiarte,
ser un sentido,
un lugar donde puedas descansar.
Apuesto mi amor, mi tiempo, mi vida, todo.
Porque con vos, todo vale.
Porque con vos, nada se desmorona.
Porque con vos, quiero más.
Quiero el extra como dices vos.
Te quiero a vos.
Te amo.