Intermezzo
Me dijeron cosas que no las comprendo;
cosas sobre ti, y que no hay marcha atrás;
pero, sin embargo, te sigo queriendo,
te sigo queriendo cada día más.
Dicen que no quieren que yo esté contigo
y que si no lo hago, me van a decir:
yo no soy tu amante y menos tu amigo,
solo soy tu dueño para qué mentir.
Eso queda en ti una vez más te digo,
aunque también tengo yo mucho valor:
siempre pido al cielo que me dé su abrigo,
porque solo anhelo nada más tu amor.
Dime que me quieres y jamás lo dudes;
es exactamente lo que espero en ti.
Dime que no es cierto con tus actitudes
de lo que se escucha desde que te vi.
Siempre que te acuestes no cierres los ojos
y piensa un instante cuánto es el amor;
es que yo me muero entre los antojos
de estar a tu lado dándote calor.
Y antes de dormirte, quítate el vestido,
déjalo en la almohada sin decir que no:
yo entraré enseguida y te diré al oído
cuanto te he soñado desde que soy yo.
El que lentamente te dio una sonrisa
y como si nada de pronto se fue.
Ese mismo ha vuelto, pero ahora de prisa,
para darte un beso sin decir por qué.
Y cuando despiertes y no esté en tu cama,
no preguntes nada que yo volveré;
haz con el vestido lo que hace una dama,
una dama loca que yo me encontré.
Samuel Dixon