Confundo esa piel tuya, inmensa,
con la tierra fértil, quebrada,
sedienta, cálida, toda ella.
Y en mis auroras furtivas y futuras,
busco en ti ese lugar pleno,
lugar hacia donde se dirijan,
sin fin y a borbotones,
mis deseos más profundos;
poro a poro,
cicatriz a cicatriz,
nervio a nervio,
encontrándote en cada vértice,
en cualquier dirección,
a menos distancia que un escalofrío.
Confundo esa piel tuya, mía,
con mis ansias más ocultas:
cascabel, chasquido sonoro,
ramas quemándose cuando...
dedo a dedo,
lengua a lengua,
mi vaho te devora,
marcando cada espacio tuyo,
a hierro,
a plomo,
para así reconocerme de nuevo.