Menesteo

Un sol envuelto en mantilla 4ª Parte

 

Un sol envuelto en mantilla 4ª Parte


No será ningún fracaso
el tomar tal decisión,
de dar los primeros pasos
y estudiar con ilusión.

Porque no vale rencor
en corazón de cristianos,
serías mejor paisano
repartiendo tu dolor.

Abre al mundo el corazón,
deja escapar tu tristeza
enseñando tu grandeza
con alegría y pasión.

Que no te empañen los años
pues, eso es tiempo pasado,
que pudo hacer algún daño,
mejor, estar olvidado.

Eran buenos profesores
los de su primera escuela,
muy cerca de sus abuelas
donde crecieron sus padres.

Allí todos estudiaron
con agrado y sin fracaso,
dando los primeros pasos
con todo lo que aprendieron

Con el paso de los años
ya todos hombres se hicieron,
algunos de ellos sufrieron
buscando un nuevo peldaño.
Supieron ponerles paño
y ahogar los sufrimientos,
de malos viejos momentos
que dejaron al olvido
y vivir lo prometido
cuán una historia de cuentos.

Cada cuál cogió un camino
para mejorar su vida,
cogiendo un nuevo destino
tras la triste despedida.
Siendo una gran sacudida
abandonar ese hogar,
tan difícil de olvidar
momentos allí vividos,
y te marchas afligido
sin saber cuándo vendrás.

Un mar de lágrimas vivas
es la madre con su duelo,
recogiendo en su pañuelo
las penas que las motivan.
No puede venirse arriba
por serle el dolor tan grande,
que por su cuerpo se expande
la más amarga tristeza,
de los pies a la cabeza
y no hay nada que lo ablande.

José Ares


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