EL QUETZAL EN VUELO

EL RELOJ DE ARENA Y LA NOCHE DE FUEGO

El viejo calendario se resiste en su agonía, sueños viejos; esperanzas nuevas... su final, lleva consigo muchas alegrías, citas no cumplidas, flores marchitas y vino agrio. Amores que llegaron y luego se iban, corazones que esperan detrás de una poesía y uno labios ardientes en pausa, que acrecienta su color… ¿el vino? Aguarda en la nevera al igual que mi guitarra y el tabaco humeante con sabor a tango.

 

La noche aun esta fresca, solo olores a viandas, prisas por ganar al tiempo y unas ropas exóticas que combina con la emoción, para ese momento que el vino se funda con la canción y las letras de un poema resbale sedienta por tu cuerpo y anide en esa parte que nadie pudo escribir, como la noche lo pide y la pluma jadeante busca ansiosa, esa parte de muchos sueños que no logra terminar y se ha vuelto fantasía

 

Ya empieza a caminar el reloj, las primeras canciones invitadas hacen su aparición, algunas prosas, letras bien formadas, juventud que se desborda por el escote de su blusa y esos puntos suspensivos que miran y buscan continuidad, exhalando vaciedad y esperan ilusionados, que la noche vieja le traigan la anhelada palabra, que de sabor al vino clandestino del encuentro de los signos de admiración.

 

La noche avanza en loca carrera y los sueños rotos al olvido en esa caída, la paciencia espera en una hoja blanca y las lujuriosas intenciones de un bolígrafo asoman por la ventana de esa aventura. Busco el cerrojo de la puerta de esos ojos claros que iluminan el deseo y aparecen como promesa en una noche de grandes estrellas luminosas que festejan la agonía del calendario, escondiendo sus errores.

 

La cuenta regresiva apura las copas y varias botellas vacías de tinto desesperan la canción y los cuerpos diletantes se acercan como meteoritos y desde lejos veo caer el calendario. Terminó su agonía, se personifica la esperanza nueva, surgen las primeras uvas del jarrón, la palabra se acerca a la canción y un beso intencionado rosa el sonido de mi voz y tu suave caminar me invita a escribir, el primer poema.

 

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO