He buscado hoguera
en el sereno desvelo,
pero hoy el cuerpo
ha desvestido su sombra:
tirita de ausencia.
El pabilo ondea
el calor que avivó nuestro abrazo,
eterno
como una noche.
He perpetuado la tragedia
que, de tus comisuras,
hice mi estandarte.
Se ampara el vacío.
La vela continúa
su gentil llanto
hasta diluirse la existencia,
aunque de ti
nada mengüe.