SENDEROS DE ILUMINACIÓN
Ecos de una niebla sagrada
de volutas y zarcillos
que vadean y perfuman
valles y montañas.
La ralea del canto
de los hombres, acae
como aliento que liba
los delicados retoños
de lotos y damascos.
II
Oh, el herrumbe de las montañas,
centinelas del desierto. Cenagosos
sus caminos, de hollados
acantilados donde rielan
sus despeñaderos.
Distendido el boyante ulular
del viento que arrostra
al fragor de los truenos.