No se hallarían corazones heridos
Ni latidos rompiendo a temblar
Ni voces que callen sus nombres
Ni miedo a volver a empezar
No partiría en pedazos las grietas
Ni noches de abismo esperar
Ni manos que suelten a otras
Ni ritmo que busque encontrar
El mundo sería más claro
Si el dolor no buscara escapar
Si el recuerdo doliente se apaga
Si el brillo volviera a brotar
No vivirían las sombras y dudas
Si nace todo sin nada esperar
Pues la fuerza encuentra su rostro
Y la espera comienza su andar
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Rafael Blanco López
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