Guardaré todos nuestros recuerdos en un cajón,
donde no les llegue el polvo ni el olvido,
donde sigan brillando como luciérnagas
cuando las noches se pongan frías.
Me quedaré con lo que somos hoy,
con este instante que respira entre tus manos y las mías,
porque el tiempo es un autor caprichoso
que escribe sin preguntarnos si queremos otro capítulo.
No sé cuántas páginas tendrá este libro,
ni si nuestras sombras seguirán bailando juntas
cuando el viento pase y cambie el rumbo,
pero quiero creer que, al menos por ahora,
nuestros nombres riman bonito en la misma historia.
Y si mañana el destino decide cerrar el tomo,
al menos sabré
que en ese cajón, entre recuerdos intactos,
vive la versión más sincera de lo que fuimos,
y la más valiente
de lo que somos hoy.