Cuando escribo
Tú eres la sal de mi mar,
donde navegan tus barcos con letras
acariciando las caracolas de mi piel.
Tus palabras llegan vestidas de oro y violetas
en mis amaneceres y tú sin saberlo,
dejas tu sol en mis dedos
dorando mi pluma cuando te pienso
y así nacen mis versos.
Puedo amarte con los ojos cerrados
porque eres la fogata que enciende los leños
de mis poemas, no te acaricio,
mi alma respira en ti porque yo... te vivo.
Poemas de Pepita Fernández
Córdoba -Argentina
19/11/2025