Hernán Mejía Silva

EL LATIDO

En pasos ciegos y frágiles,

un poco de gozo,

otro tanto de suerte,

el horizonte que cambia,

se ilumina pálido de repente, 

secuelas del suplicio,

ecos del precipicio…

 

Extraña calma,

un suspiro de dolor,

una misión mañana,

si todo va ir mejor,

nunca se sabe,

pero el mundo entiende,

que el corazón incendiado… siempre vuelve.