Mientras miraba las estrellas me derrumbé, me ahogué en las lágrimas de un amor imposible y la oscuridad se hizo presente; la luna me acompañaba en aquella noche gris, donde el reflejo de mis emociones eran visibles hasta para el viento.
Sabía que tus ojos nunca me mirarían con la misma intensidad que yo lo hacía. Pero aún así, me enamoré.
Aún así guardo la esperanza de tenerte y poder disfrutar tus cálidos besos.