El Corbán

LOS ÁRBOLES DETRÁS DEL VIDRIO

Veo árboles desde esta nueva guarida,

su verdor me llama como un viejo amigo,

me recuerdan la sombra perdida

de los días que aún caminaba conmigo,

cuando el sol tenía otra medida

y el mundo dolía, pero era abrigo.

 

Aquí todo huele a polvo reciente,

a promesas que nadie pronuncia,

pero esas ramas, quietas, silentes,

son mi refugio, mi antigua renuncia,

pues en su verde la mente siente

lo que el tiempo jamás enuncia.

 

Quizás la vida cambió de acera,

quizás la rutina fingió elegancia,

mas esos árboles, en su primavera,

traen el rumor de mi infancia,

una tristeza dulce y sincera,

un soplo de paz, una fragancia.

 

Y así trabajo, callado, despacio,

viendo en el vidrio mi propio reflejo,

los árboles me tienden su abrazo,

como si el alma volviera a su techo,

como si en su brisa hallara el lazo

que une mi ayer con este despecho.