La noche con tu nombre se enciende,
y mi alma como un torrente rebasa,
seducido de ti como la marea que asciende,
que avanza con fuerza, y sobrepasa.
Sin razón, tregua, ni moderación,
por degustar de la furia de tus besos,
el abismo de tu mirada, sin extensión,
gritan tus silencios, ¡no más recesos!
Es un fuego que consume sin cenizas,
una sed que no sacia la tormenta,
donde mi alma se rompe en trizas,
en la pasión que tu ser me alimenta.
Un huracán que rompe mis fronteras,
una erupción que quiebra la cordura,
embrujado estoy de la vida que quieras
como del vértigo de esta locura.
En cada poro de mi piel te siento,
en cada latido te reclamo entero,
y entusiasmado de este momento,
te espero, aunque me hagas prisionero.