Cuando no sale el sol, la sombra crece
y el día se arrodilla en gris profundo
parece detenerse todo el mundo
mientras la brisa del corazón decrece.
El cielo, en su nostalgia, desvanece
la luz que rumbo daba al eco mudo
y el pecho siente un laberinto agudo
donde la duda nace y permanece.
Más surge, tenue, un resplandor latente
un brillo humilde, tímido y pequeño
que eleva sin temblar el alma triste.
Y entonces sé que vive, allí, pendiente
la chispa que sostiene nuestro empeño:
la aurora que en la sombra siempre insiste.
© 2025 ElidethAbreu — Todos los derechos reservados.