Y creciendo iba el retoño
con sus pétalos bonitos
que eran tersos, suavecitos,
como hojitas del otoño.
Y se apareció un lodoño
con sus ramas muy frondosas
y palabras maliciosas,
con caricias y dulzura
envolviendo a la criatura
con lascivias vergonzosas.
Eres cura y nada curas
pero ofreces al rebaño
desde siempre, desde antaño,
vida plena en las alturas.
Y su espíritu torturas
¿Vender quieres indulgencias
inventando penitencias
que le salven siempre el alma
mientras tanto, tú con calma,
aprovechas sus creencias?
¿Eres cura o sacerdote?
Dicen unos que es lo mismo
y otros muestran pesimismo
de que sea un buen Quijote.
Si apetecen un «cipote»
con propósitos sexuales
y con daños tan fatales
¿Cómo pueden con engaño
arrastrar a su rebaño
a esos actos inmorales?
No es ofensa lo que digo
ni pretendo yo ofenderte
ni en ridículo ponerte
si al pedófilo maldigo.
Y si no eres lo que digo
lleva célibe la vida
que no habrá nada que impida
que tú vistas la sotana
y cuidado, si mañana,
lo de célibe se olvida.
Pero en esto yo no excluyo
al pastor evangelista,
apostólico o bautista,
si el poema lo hace suyo.
No le aumento o disminuyo
lo que carga en su consciente
si engañando va a la gente
para sacarle provecho
como muchos lo habrán hecho
al violar un inocente.
Yo no juzgo ni condeno,
ni pretendo condenarte.
La escritura debe darte
la armadura y hasta el freno.
En mis versos no hay veneno
ni tampoco habrá sentencias
mucho menos, ocurrencias,
si a la base está la historia
con la fe contradictoria
que devela incoherencias.