Mientras el sol despliega su velo,
cediendo su trono a la luna,
rodeado de árboles,
silencio, misterio,
incógnitas y posibles hallazgos...
Inconformistas.
Ante la inmensidad del universo
y la profundidad infinita del mar,
como hormigas
dentro de un laberinto,
en un viaje sin fin...
en busca de azúcar,
azúcar que se llama
eternidad.
Viven su vida quienes
siempre quieren saber más, y aún sabiendo
que muy lejos no van a llegar...
siguen firmes,
seguros de sí mismos,
procurando avanzar:
Más conocimiento,
más claridad,
más profundidad...
que poco siempre es algo
y siempre pide más.
Sin ceder, sin cansarse,
sin rendirse…
siempre en busca de la luz
necesaria que les impulse
en su caminar.
Dentro de un laberinto
de preguntas y respuestas,
en busca de azúcar...
que enriquezca la percepción,
aclare y ahonde
el paladar.
Por todo lo anterior,
como tantos, y cada vez más,
me declaro inconformista,
y así…
¡siempre a por más!
Pasar por la vida
sin hacerse preguntas
es como caminar
por un bosque con auriculares,
dejándose llevar por la corriente…
sin saber por qué.
Y caminar por un bosque
con auriculares,
sin saber por qué,
es como querer tomar
un café solo,
sin agua...
y convencerse
de que tiene azúcar.
Todo ello mientras el sol
despliega su velo,
cediendo su trono
a la luna.
Y yo, desde este entorno,
sin pretender bañarme con agua
en el desierto del Kalahari…
Soy, otra hormiga más
dentro
de un laberinto,
en busca de azúcar…
¡que se llama eternidad!
¡Inconformista sí,
pura vida…
y a por más!
Más claridad,
más conocimiento
y más profundidad.