Nos encontraremos algún día en el camino
y pasarás de largo, sin decir nada.
Ya no te temo; te respeto.
Quizás te admire,
porque tienes clara tu misión,
y solo la cumples
cuando el momento ha llegado,
cuando la vida se acaba...
Tienes un misterio que fascina,
cuando regresas a la vida,
a quien se fue de momento,
porque no había cumplido su jornada:
la vida después de la vida,
es un misterio, y es una cábala...
También retornas a la vida al suicida,
cuando parece que falla en el intento,
y es que tú, que no sabes matar,
que solo llegas para certificar la defunción,
valoras su desesperación inacabada,
y sin que nadie lo sepa, lo salvas...
Pero sí, nos encontraremos algún día en el camino,
y para entonces ya estaré esperando tu llegada;
me habré disculpado ante quien lo merezca;
y como Sócrates, habré liquidado deudas no pagadas.
Entonces culminaré mi último poema,
por primera vez diré malas palabras,
tú vendrás directo a mi encuentro,
no tendrás que decir que ha llegado el momento,
y sabré que la vida se acaba...