Me busca y la busco. Inútilmente.
Se incendia, yo la abrazo. Que el dolor sea nuestro.
Se ahoga, yo la salvo. Para que vuelva a morir.
Me besa, yo la beso. Ese momento, nada más.
Se mece, y en sus labios, me duermo, un instante de olvido.
Me pierde, tomo su mano. ¿Qué otra cosa hacer?
Me ama y yo la amo. Con esta terrible certeza.
[Su sonrisa solo es el breve, el hermoso, el irresponsable mientras tanto que llueve en los ojos,
Ahí, donde duele y todo es bello].
m.c.d.r