El tiempo corre,
el tiempo huye,
sabe lo preciado que es
y se burla de una vez.
No busca a nadie
porque corremos por él;
igualamos su viaje
porque siempre lo vamos a querer.
Nos ayuda a aprender,
a querer,
a amar con intensidad,
a apreciar la verdad.
Su eficacia le da valor,
pero también nos trae dolor.
Nos destruye,
se burla y otra vez huye.
Es cruel,
y aun así morimos por él.