Encuentro amargo, palabras que hieren,
tu voz hoy fue un golpe que duele y previene.
Éramos amigos, cómplices sinceros,
hasta que el amor cambió todos mis senderos.
No culpo si en tu pecho no hay eco de mi sentir,
mi camino elijo trazar, sin más insistir.
Creí en la amistad después de la confesión,
pero tu trato es una amarga desilusión.
No te creas tan importante, no eres mi destino,
te quiero, sí, pero mi vida no es tu camino.
Lágrimas vertidas, lecciones aprendidas,
otro amor que se escapa, pero mi alma no se rinde, no se olvida.
Pensé que la amistad sería un puente fuerte,
pero tú cambiaste, y eso duele, pero no es la muerte.
Mi vida sigue, aunque tu adiós sea un trago amargo,
renaceré, más fuerte, sin rencor, sin embargo.
Y aunque el futuro pinte incierto y gris,
seguiré adelante, con este sentir.
Ya no lloro, ahora río, vivo y disfruto,
una querencia menos, no es el absoluto.
La vida es para gozarla en su vaivén,
con lo bueno y lo malo, sin mirar el andén.
Abro los ojos al mundo, con alegría y fervor,
y encuentro la felicidad en cada nuevo color.