Sería una suerte, una ligera sensación
de, al menos falsa libertad, si sintiéramos
que en verdad la libertad existiera, que está ahí...
Más lo que siento que existe, o que queda,
son palabras que se han vuelto caníbales
y que desde el mismo momento en que
son expuestas sirven sólo para
someter, para humillar,
para advertir del odio
que hemos creado
para defendernos
no sabemos ya
bien de quién
ni porqué.
La libertad del viento hace que no necesite
del tiempo para borrar las huellas de los
pasos ya perdidos sobre la arena de
de cualquier orilla, de
cualquier playa
escondida.
¿Y qué es lo que ahora iba a decir...?
Iba a decir solamente algo
que he guardado en mi silencio.
¿Y qué es lo que ahora iba a hacer...?
Iba sólo a esconderme del
lenguaje porque tengo
miedo.
Las letras escritas salen y se borran
por la boca del tiempo.
Entonces...
¿Para qué escribimos?
...Escribimos porque ya
no estamos seguros de
quiénes somos.
Con el tiempo uno descubre
que cada cual se queda,
interiormente,
con su verdad...
Silencio.
Es la mentira la que no se detiene
(mala conciencia).
El escritor, el artista, el poeta no puede ser nunca un mero bufón de la sociedad en la que vive y se debe; no puede ser cómplice de tantos males y tantas injusticias que están ahí y que siempre han estado, a la vista de todos: El escritor, la persona que escribe, no puede ser un ignorante de los hechos, menos aún hoy en la Era que dicen de la Información dado de que si así fuera se convertiría en un ignorantador despreciable.