Alquimia de amor
En sus ojos yo encuentro un no sé qué,
que me deja del todo enamorado;
su sonrisa cuando veo que ha mirado
los poemas y rosales que corté.
Yo le escribo y le digo: «es para usted»,
pero ella con sus ojos me ha flechado,
con su «Gracias» me traslada hasta su lado
como un lápiz, disponible a su merced.
Y mirándonos los dos entre el placer,
la risa nos acerca como un dado.
Los labios se convierten en pecado
y el cuerpo se estremece con creer.
Samuel Dixon