FRANCISCO CARRILLO

mi droga.

Igual que el aire esparce mi voz

como mis venas, son resecas por el viento

como la lluvia se detiene por momentos

en los cristales de mi eterna sin razón,

pues así lo escribo y así son

las palabras que utilizo en estos versos.

 

Como que atraviesa el ojo ajeno

o grilletes que se marcan en la carne,

igual que a veces mueren y a veces nacen

sentimientos que encadenan mi universo,

como el preso a su condena, sigue preso

pues igual estos poemas son mi cárcel.

 

Si pretendo no callarme, pero niego

la verdad que en mi interior es la culpable,

y me miento por seguir siendo ese ciego

si no veo que escribir, es como un cáncer

que me muerde el corazón por no creerlo,

o me haga parecer un miserable.

 

Y sigo siendo así, o estoy enfermo

y mi culpa es escribir día tras día

pues quizás sea veneno la poesía

o la cura de mi mal, sea saberlo

y me haga mas el bien reconocerlo

que negarlo, si no encuentro la salida.

 

Me despierto cada día en el lamento

de esa droga que me falta, por la tinta

y a pesar de que no quiero son las rimas,

las culpables de tener tal sufrimiento

hoy, maldigo esos versos.. la poesía

que me obligan a vivir este tormento.

 

Si me roba de mis días ese tiempo

y me hace ser culpable, drogadicto

son las letras las que tienen el capricho

de ser droga para mi, si no lo quiero

pero pueden con mi fuerza y lo admito,

no soy nada si no están.. las necesito.

 

Aunque sepa que mi cura está muy lejos

que mi forma de vivir, no es la correcta

seguiré pidiendo a Dios porque me ofrezca

el perdón, la salvación a esta condena

porque quise sin pedirlo, ser poeta

y ahora pago con mi vida esos versos.

 

Y mañana al despertar será mi cuerpo

otra vez, de nuevo cebo para letras

y otra vez seré poeta sin quererlo

y otra vez será de nuevo mi condena

haber querido en vez de sangre, tinta en vena

haber soñado ser un día... un poeta.