No sé si te he perdido ya,
me cuesta el aire en el que vivo.
He callado mil cosas más,
y he dicho otras sin sentirlo.
Me he condenado a ti, sin ti,
que así apenas sobrevivo
con la certeza de que al fin
no hay marcha atrás para sufrirlo.
Si con tu ausencia sufro ya
me curaré con el olvido,
las cicatrices no se van,
pero el dolor es fugitivo.
Nunca se olvida es cierto, sí,
aunque el recuerdo más furtivo
con la distancia, el tiempo... en fin,
pierde sus garfios aprensivos.
¿Te olvidaré sin más ni mal?
Quizá ni eso ya persigo.
Lo que se queda no se irá
y lo que se irá nunca fue mío.