Para quienes han sentido que el amor no siempre llega como susurro, sino como grito que quiebra el silencio, como eclipse que revela la luz que antes no se veía. Para quienes se atreven a dejar atrás los universos de hastío y morder el fruto prohibido del tiempo, entregándose al fuego ancestral que no pide permiso, sino que exige entrega total. Que estos versos recuerden que en el centro de toda pasión eterna late un pulso que no conoce miedo, solo el valor de arder y consumirse enteros en el incendio compartido.
Para ti, mi Pantera Negra.