¡Sálvate oh Cristo de lágrimas negras!
¡Sálvate de este mundo que lastima!
¡De este mundo que en tu nombre corrompe
y de las encíclicas que ha hecho el hombre!
¡Sálvate de los pastores y ovejas!
¡No son ellos los dueños de tu Padre!
-¡Aunque en su nombre atesoren riquezas
y por él hayan derramado sangre!-.