Cada amanecer, mi primer anhelo es rasgar el velo que te oculta de mi vista.
Quisiera verte fugazmente, en esa calma donde el mundo aún calla, la golondrina no despierta y el cielo espera sus primeros colores.
Deseo contemplarte recostada, velar tu sueño un instante, y beber de tu serena hermosura.
Pero, para mi desdicha, solo halló el vacío y la cortina que nos mantiene separados.