__La ola que me enseñó a reír__
Una ola pequeñita
me tocó con su rocío,
y me dijo entre susurros:
“no me temas, soy tu río”.
Me salpicó la nariz,
me despeinó la sonrisa,
y cuando quise atraparla,
ya bailaba en la brisa.
Desde entonces, cada tarde,
cuando el mar empieza a hablar,
yo escucho entre las espumas:
“reír también es nadar”.