Son nenúfares guardados
en vitrinas de cristal,
que protegen su inmortal
luz de astros ya sagrados.
Bellas rosas sobre el lago
roban mis miradas breves;
Sibila, cómo te atreves,
para olvidarte, ¿cómo hago?
Las ninfeas me revelan
lo que callas en tu alma;
y mi voz pierde la calma
cuando mis ojos te anhelan.
Hoy en mis fantasías vivo,
pues mi alma te persigue,
aunque a olvidarte me obligue,
de tus ojos soy cautivo.