No dolerá tu partida, porque al llegar la iniciaste.
No dolerá la ausencia de tus besos,
porque como dueña de ellos,
les daré vida cuando quiera en mis recuerdos.
¿El silencio de tus palabras? No, no dolerá,
el eco de ellas quedará a cubrirlas sin proponerlo.
¿Y tu amor? ¿Ese amor tonto y moribundo?
No, no dolerá.
Y para cortar tu tanteo arrogante te diré
que duele y dolerá siempre...
Duele que al sin piel mostrarme no logre inquietarte,
y que estando tan cerca... no pude tocarte.
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