Entre un mar de olas descontroladas, altas y bajas mareas, solo floto.
Floto una vez más contra la corriente, buscando una salida, algún simple flotador, algún salvavidas.
Y en medio de mis desgracias, la desesperanza me invade mil veces más…
el vacío,
y tras el, su sombra.
Solo respiro, aunque intentar se siente inútil.
En las olas solo se refleja dolor, trauma, cicatrices
de lo que es, lo que será y lo que fue.
Y en medio de las mareas sofocantes, ataca el impulso: pensar en el mañana.
Miedo, angustia y enojo...
Tratar de flotar es inútil; una vez las olas llegan, me cuesta respirar.