Hektor Bressot

el muerto.

 

 

Estas instancias…

 

Ojalá fuesen nuevas:

un paisaje diferente

siquiera con belleza en la compuesta.

 

Este repetir

detiene la marcha de impacientes:

angustia en su primera vez,

enseñanza al paso de numerosos viajes.

 

Solo es eso:

senderos repetitivos

hasta parar en el intenso mar.

 

Y las corrientes

deliberarán nuestro regreso,

en su ansiedad

por nunca saber soltar.

 

Muertos siempre de vida.

 

Me quedaría aquí,

para evitar cansarme,

sin embargo, 

el visible vigor de la esperanza,

mantiene un espíritu inamovible.

 

La angustia

encuentra salidas

estrechas en su mayoría.

 

Tal la agonía

rompe los huesos,

para pasar por el fino borde.

Y allí solo hay más tristeza.

 

Necio dolor obliga

a abandonarse; mas sin mérito digo

que conozco bastante estos lares.

 

Esplendor maldito;

¿será posible salir del mundo 

que creo en mi cabeza?

 

Lo he intentado,

en ironía mientras trabajas por vivir,

terminas muriendo.

 

Y así he vuelto

a esta casa

entre dudas y adioses.

 

Al lugar donde el rastro

y la memoria se extinguen.