Sabes, a veces uno no elige de quién enamorarse,
son cosas que pasan, así, sin avisar, de la nada.
De repente, en la convivencia, en el día a día,
con las amistades, con la gente que te rodea,
ese sentimiento nace, surge sin planear.
Y vas aprendiendo a querer, a valorar,
no solo a la persona, sino el tiempo juntos,
cada risa compartida, cada abrazo sincero,
cada mirada que lo dice todo sin hablar.
Uno no es perfecto, claro que no,
cometemos errores, metemos la pata, es inevitable.
Y a veces, las emociones se desbordan,
los celos invaden, como una sombra oscura,
y tal vez, destruyen lo que hay, lo que se construyó.
Pero si ese amor es puro, si es verdadero,
vuelve a pasar, vuelve a surgir, te lo aseguro.
Y esa amistad se conserva, intacta, fuerte,
porque lo que nace del corazón,
siempre encuentra la forma de florecer,
de renacer, de seguir adelante.