Caminé solo, buscando la paz.
Atravesando calles
asoladas por la melancolía.
Caminé, muy cansado,
abatido, extenuado.
Anegado por la agria vida.
Caminé entre rios, oscuros, sangrientos.
Solitario y sin alma.
Caminé, tratando de olvidar
esta ausencia, esta existencia
tan banal, tan inútil.
Seguí transitando, cual pájaro montaraz
voladora de montañas.
Empero, vi como
la noche amaneció,
divina, espiritual y hermosa.
Oh, eclipse vigilante que todo contempla.
Madre que todo nos acepta.
Efigie blanquecina, protectora
que todo mal ahuyenta.
Te debo este amor.
Te debo esta fidelidad.
Te debo este dolor.
Te debo esta soledad.