Me sedujiste…
Me tomaste de la mano y me sedujiste a dormir contigo,
empezamos a sentirnos en la piel… y amanecimos juntos.
Hicimos derroche de todas las pasiones y amores que nos debíamos.
Violamos códigos de impunidad y sin importar el tiempo que no respetamos.
Y nos dimos besos ardientes porque ya lo estábamos deseando,
fuimos transportados a la gloria de un cielo infinito.
Nos arrullaron canciones en la noche y, el canto de un ruiseñor
nos juntó en un beso que se prolongó hasta el amanecer.
Éramos todo lo que nuca fuimos, y moríamos por tenernos
y nos dimos, lo que tanto deseábamos, sentirnos envueltos en pasión
y sentir en la piel el fuego ardiente de dos cuerpos que su amor sellábamos.
Por primera vez nos importó nada y no contamos horas, ni minutos,
contamos estrellas, besos, abrazos, sueños, anhelos y deseos de nunca dejarnos.
Abrazamos los deseos y nos dejamos llevar seducidos por la euforia
y nos dimos todo lo que el tiempo nos había robado y lo recuperamos.
Nos vaciamos la vida de boca a boca para saber que coexistimos.
Hicimos Pactos De Guardar Secretos Que Nos Unirían Eternamente.
Dejamos En La Piel Las Marcas De La Seducción Con \'\'Muchos Te AAmo”
Brindamos, por amaneceres llenos de amor, pasión y fuego.
Nos amamos como nunca lo habíamos soñado bajo sábanas de fuego,
sentí la respiración agitada y tú a mi lado abrazados los cuerpos.
Seguimos premiándonos con caricias para cobrarle a la vida todo lo que nos debía.
Nos Dimos Toda La Noche Que Nos Sedujo Apasionadamente Al Amor.
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribes, es el alma
Todos los derechos reservados©
Desnudo y vulnerable
Creí que mi historia estaba escrita hasta que te vi. Me hiciste golpear con una realidad del amor que nunca comprendí. En mi soledad, me desquicié al pensar en la desgracia de consumirme por ese alguien que ya tiene a quien mirar. Ahora, mi ser sufre la resaca de imaginarte tanto, corrompiendo el alma en calvario. Violaste cada verso que detallé en tu nombre. Solo pude sentirme inerme, volviéndome un poeta más que sangra con el suspiro del silencio. Muriendo por plantar en tu Tierra, viviendo mi infierno íntimo lleno de demonios. Y sí, en ambos eras mi castigo.
Alvaro s.