Hernán Mejía Silva

VORAZ

Dejar una pequeña sombra,

un guiño a la flor,

tal vez algún grito al viento…

olvidar la fobia cuando se corre,

sentir al suelo vibrar su dolor,

entender lo que se había perdido;

lo que aún no se nombra.

 

Pequeñeces de la vida,

el nido en la tierra,

con el cobijo de la hierba,

un necesario respiro…

y los absurdos que confabulan,

solamente hay que apretar el paso,

dejarlos bien atrás,

magnificando el instinto voraz.